Mi Historia

Black and white photo focusing on a woman and a child from afar.

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El Comienzo: Julio de 2019


Todo empezó un día de julio de 2019. Mirándome al espejo, me vi una pequeña bola en el cuello. Inmediatamente fui a mi EPS, Coomeva, la cual estaba mal financieramente. Me mandaron una ecografía de cuello, la cual fue negada por dos meses.



El Diagnóstico Inesperado


Acudí a mi familia como apoyo y me hice la ecografía de forma particular. En el momento que el doctor Harold me estaba realizando la ecografía, me dijo que tenía Linfoma de Hodgkin. Él era una persona muy religiosa, pastor de una iglesia cristiana, y me dio una cátedra, prácticamente diciéndome que me arrepintiera de todos mis pecados. A mí eso me dio mucha rabia, no me lo creía y desacreditaba al médico, pensando que su especialidad no era suficiente.



Confirmación Médica


En ese momento, él me recomendó ir donde un oncólogo. Yo no le hice caso porque no creía y me dirigí donde la doctora Adriana, especialista en cabeza y cuello. Ella inmediatamente vio la ecografía y me hizo un examen en el cual introdujo una cámara por mi nariz y me revisó el cuello. Ella fue muy prudente, no le gustaron los resultados y me envió un punzón en el ganglio del cuello.



La Biopsia y el PET Scan


En el momento de realizar la punción, el médico solo me dijo que iba a ser como un piquete de abeja, pero me pinchó muchas veces porque no podía obtener la muestra. Salieron los resultados con una actividad inusual de las células. Me enviaron una biopsia de un ganglio. Fue una cirugía muy sencilla; la doctora Adriana es una artista, no me dejó cicatriz. Secaron el ganglio y volvió a salir mal el resultado. En ese momento me dijeron que era linfoma, pero que tenían que hacer otro examen más: un PET Scan para determinar el estadio.



El Estadio 4A y la Reacción


Llegó el momento del PET. Sufro de claustrofobia, fue muy difícil, pero bueno, salieron los resultados: Linfoma de Hodgkin Estadio 4A. Metástasis en ganglios, tumor de 13cm por 8cm en cuello, metástasis en vías biliares, metástasis en médula ósea. Mejor dicho, fue devastador. Inmediatamente mi refugio fue el alcohol y la marihuana por dos meses, hasta que salí de ahí con la mente en alto, listo para iniciar químicos en octubre de 2019.

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